En la tercera sesión del Seminario Interdisciplinario “Inteligencia Artificial, Ética y Derecho”, se discutieron los retos que plantea la IA en materia de privacidad, transparencia, autonomía mental, derechos laborales y propiedad intelectual.
El Comisionado Ciudadano Julio César Bonilla Gutiérrez destacó la importancia de generar un diálogo crítico sobre el impacto social y jurídico de la inteligencia artificial.
En un contexto global donde la inteligencia artificial (IA) redefine los límites de la tecnología, especialistas coincidieron en que resulta urgente reflexionar sobre sus implicaciones éticas, legales y sociales, particularmente en áreas como la transparencia, la veracidad de los datos, la privacidad, el derecho de autor y el futuro del trabajo.
Estas reflexiones se dieron en el marco de la tercera sesión del Seminario Interdisciplinario “Inteligencia Artificial, Ética y Derecho: Privacidad, Transparencia y Responsabilidad en la Era Digital”, organizado por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública, Protección de Datos Personales y Rendición de Cuentas de la Ciudad de México (INFO CDMX).
La jornada, celebrada el 8 de septiembre, reunió a académicas y especialistas que ofrecieron distintas perspectivas sobre los desafíos que representa la IA para la democracia, los derechos fundamentales y la justicia.
Durante su participación, la académica Perla Gómez Gallardo ofreció una conferencia sobre el Big Data y el acceso democrático a la información. Explicó que para entender este fenómeno es necesario considerar cuatro dimensiones clave: volumen, velocidad, variedad y veracidad. Subrayó que este último punto es especialmente crítico, ya que implica cuestionar la confiabilidad de los datos y el uso que se les da, en un entorno donde la información puede manipularse con facilidad.
Por su parte, la abogada María del Carmen Arteaga Alvarado abordó el tema del consentimiento informado en el uso de inteligencia artificial, particularmente desde la perspectiva de la justicia constitucional. Enfatizó que muchos de los desarrollos de IA están basados en obras protegidas por derechos de propiedad intelectual y explicó que esta área del derecho se divide en tres ramas: propiedad industrial, derechos de autor y variedades vegetales.
Señaló que, jurídicamente, la inteligencia artificial puede entenderse como software, por lo tanto, está protegida por el derecho de autor, en condiciones similares a una obra literaria. “La IA, desde el punto de vista de la propiedad intelectual, no es otra cosa más que software, el cual está protegido por el derecho de autor”, explicó. Añadió que, de acuerdo con la legislación vigente, solo puede considerarse obra protegida aquella creada por una persona física tras un proceso intelectual completo, y que dicha obra “nace” en el momento en que se plasma en un soporte material.
La doctora Abril Uscanga Barrada, en su intervención, reflexionó sobre los riesgos que implica la programación algorítmica para la autonomía mental y el libre albedrío. Advirtió que la IA ya está tomando decisiones en múltiples ámbitos, y que su capacidad de aprendizaje, combinada con redes neuronales artificiales y herramientas de lenguaje, la está llevando más allá de la simple reproducción de información. “En esa toma de decisiones podríamos tener algunos inconvenientes, porque la IA se retroalimenta de la propia información que se encuentra dentro de los espacios”, señaló.
Uscanga Barrada también hizo hincapié en los efectos de la automatización en el empleo. “Millones de personas perderán sus trabajos ante el uso de esta herramienta tecnológica”, aseguró, al tiempo que llamó a evaluar no solo lo que está ocurriendo actualmente, sino también los posibles escenarios a futuro, donde las decisiones automatizadas podrían desplazar cada vez más a las personas en sus funciones laborales y sociales.
Al finalizar la jornada, el Comisionado Ciudadano Julio César Bonilla Gutiérrez, coordinador del seminario, agradeció la participación de las ponentes y del público. Subrayó que este espacio busca fomentar una reflexión crítica, interdisciplinaria y propositiva en torno a los efectos de la inteligencia artificial sobre los derechos fundamentales y la responsabilidad social. “Vivimos en un contexto donde la innovación tecnológica avanza con gran velocidad y demanda nuevas respuestas jurídicas y éticas”, concluyó.